A veces hay que escuchar con el corazón
- Sebastian Sanchez
- 20 jun 2015
- 1 Min. de lectura
Zoe trabaja en Kismet Diner y sueña con convertirse en cantante, pero por el momento no le molesta servir las mesas. Por supuesto que ayuda que todos en el restaurante la quieran; su jefe hasta compró un karaoke para que Zoe pudiera cantar a sus clientes. Una noche de sábado, en medio de un improvisado concierto, Zoe descubre un cliente que nunca antes había visto y que luce totalmente desinteresado. Normalmente, esto no le importaría... pero él actúa como si ella no estuviera ahí. ¿Quién es él? ¿Por qué Zoe no puede dejar de mirarlo?
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